Una mañana en París. Un grupo de adolescentes de diversa procedencia. Cada uno de ellos comienza a ejecutar una extraña danza en el laberinto del metro y las calles de la capital. Parecen seguir un plan. Sus gestos son precisos, casi peligrosos. Se reúnen en el mismo lugar, unos grandes almacenes, a la hora del cierre. París entra en erupción. La noche comienza.